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CRÓNICA DEL CAMINANTE – Sentimientos encontrados

  • Foto del escritor: Pablo Tréboles
    Pablo Tréboles
  • 15 feb 2019
  • 8 Min. de lectura

Por: Pablo Tréboles Con la colaboración de: Evelyn Arellano, Gabriela Valenzuela, Valery Gómez, Leo Criollo, Nancy Toala. Proyecto Pivihuarmis


“Los cerros aunque parezcan, no son sólo cerros, son hombres y mujeres, son buenos o malos, celosos o bandidos, jóvenes o viejos, sabios poderosos o divinidades menores y mezquinas” Jorge Anhalzer; Andes del Ecuador.


Hace dos años cuando volvía del campamento Italiano del Altar descubrí que podía transmitir mis sentimientos hacia la montaña mediante las letras y de esa manera vivir una nueva aventura, y esta aventura llamada “Crónicas del caminante” me ha abierto puertas a mundos diferentes, desde conocer el pensamiento cultural de los cazadores de venados, hasta hacer amistad con un gigante del montañismo ecuatoriano Fabián Zurita, escribir las crónicas me ha llevado a conocer otros talentos que no conocía, prueba de eso es mi breve paso por El-Sadday en donde descubrí que era capaz de dirigir una dinámica a un grupo grande de personas, y estas mismas Crónicas me han permitido vivir momentos emocionantes como aquella vez que ascendí junto a Jorgito un muchacho no vidente hasta el refugio de los Ilinizas ayudado claro de mi amiga Salome Izurieta y de los demás Saddaistas.


Mi intención con las Crónicas no es mostrar al mundo lo que hago, pues no soy un deportista de élite de fama mundial, no tengo grandes cumbres, pero si grandes momentos que intento retratar con letras en cada una de las Crónicas. Hay algo en esta vida de caminante que me ha llenado de felicidad y son esos momento en que las personas importantes para mi han querido hacer algo parecido, esas conversaciones con cervezas sobre montaña y los sentimientos que los gigantes de roca y hielo despiertan en esas personas especiales. Por eso les quiero presentar las letras de Evelyn Arellano, muchacha 28 años y de otras cuatro personas que han decidido contarme lo que sintieron en el pico Sur del Rumiñahui, ellos son parte del Proyecto Pivihuarmis, (Hablaremos del proyecto en otro momento).


Domingo, 06 de mayo 2018

• /Lo que sintió Evelyn Arellano en el Pico Sur del Rumiñahui/


“No era un día como cualquier otro, era algo mágico, pero aún no lo sabía estaba por descubrirlo. El encuentro seria en Machachi a las 8 am, con todos los que formamos el grupo Pivihuarmis pero teníamos de invitado a Victor Tapia un amigo de la infancia con quien me reencontraba a los 4 años, y cuando nos vimos fue como si los años no hubieran pasado nos seguíamos tratando de la misma forma como años atrás… Nuestro amigo nos acercaría a una de las montañas con mas energía, en las que haya estado, era el Rumiñahui Sur, mi amigo nos relataba historias de su infancia, así como historias respecto a la montaña sagrada, sagrada porque muchos descargamos nuestras energías negativas y cambiamos el semblante al bajarla. Es que una de las cosas más maravillosas del mundo es la naturaleza que nos encanta con todo su esplendor desde el más mínimo tallo, las flores, hasta los avistamientos de aves o venados. Una de las cosas que aprendí o pude observar de las personas que comparten el amor a las montañas es que al ser tan diferentes compartimos el mismo pensamiento y eso nos hace estar más unidos. El pico sur del Rumiñahui para mí fue uno de esos sentimientos que no puedes describir, solo se siente … Cargada de toda su energía nos permitió a varios amigos de montaña renovarnos, y no solo eso, fue una de las montañas que mas me hizo sentir viva, ya que en algún momento nos perdimos del grupo y nos adentramos en lugares en donde aún nadie había pisado o no se encontraba un camino estable por donde andar y eso sin lugar a dudas hizo que floreciera esa montañista de alma que llevo por dentro, para poder escalar por todos los rincones inclusive que fueran peligrosos y esa adrenalina en la cual estas entre la vida y la muerte, te hace recordar que debes vivir día a día como si fuera el ultimo, amar y ser amado, y porque no, expresar todo lo que tu sientes”.

El volcán Rumiñahui por naturaleza esconde lugares increíbles, rocas que parecieran haber sido talladas por gigantes, cavernas que guardan leyendas y cuando subes por las aristas poco visitadas, si pones un poco de atención sientes y escuchas la respiración de la montaña, pues aunque no lo crean las montañas son vida, pues entre sus rocas se esconden animales y tal vez otros seres invisibles a nuestros ojos comunes, el volcán Rumiñahui alberga también extrañas figuras, sombras talladas por el viento, como el Montoruno y el puma de roca que se ubican justamente en el pico sur del volcán. Mi amigo Antuquito siempre me ha dicho que esas figuras son puntos energéticos e importantes culturalmente, así mismo lo es toda la montaña, por esa razón antes de iniciar el ascenso por el largo arenal blanco que se encuentra en la ruta de Panzaleo siempre realizamos una oración para pedir permiso para visitar al Apu.

Tanta era la belleza que veíamos que al voltear a ver a Valery Gómez pude notar en su mirada el hermoso enamoramiento que ha sufrido por la montaña, supongo que yo me encontraba igual de enamorado, por que Vale me hizo una pregunta que respondí, pero que ahora no la recuerdo.


Domingo, 06 de mayo 2018

• /Lo que sintió Valery Gómez en el Pico Sur del Rumiñahui/


“Por mi parte hubieron muchas emociones encontradas pero creo que todo se redujo a la última parte del ascenso, estar parada en esa arista con la vista de los valles y las montañas a lo lejos es algo muy gratificante y me dio seguridad de que la montaña es mi lugar feliz, además del orgullo que se siente al estar parado ahí en esa arista después de varias horas de esfuerzo subiendo los arenales y pasando las partes difíciles por así decirlo, al estar parada en esa arista no sólo te llegas a conectar con la montaña y con todas las personas que te rodean, si no que te llegas a conectar con uno mismo, el superar esos tramos difíciles donde uno literal tiene que reunir todo el coraje del mundo para no dejar que el miedo te gane, te da una nueva visión de ti mismo y de lo que eres capaz de hacer, así que esa sería mi razón principal por la cual siempre le tendré un cariño muy grande al Rumiñahui”.


Habíamos caminado un largo tramo por el páramo, atravesamos el bosque de Polilepis y el pequeño riachuelo que se forma por ese lado, cuando llegamos al arenal pedimos permiso y continuamos el ascenso, hasta ese momento era una salida a la montaña común y corriente, pero basto llegar a la canaleta que lleva a la arista para que todo cambiara.


Las nubes poco a poco se iban alejando, posándose en el valle e iluminándose con los rayos del sol que las atravesaban, era sin duda un espectáculo único, pues formaban grandes esponjas blancas y brillantes que se extendían a todas direcciones, desde la arista logramos apreciar al Cotopaxi, que se encontraba cobijado por una nube negra, pero que por un rato mostró una lengua de glaciar como para saludar.


Atravesamos la arista rocosa y justo a nuestra izquierda apareció el Montoruno, figura antropomorfa que representa al guardián del volcán, Antuquito suele contar que una vez un extranjero que subía por esa ruta se había sentido mal pero al acercarse al Montoruno se había recuperado enseguida, así que obligadamente todos los caminantes deben acercarse a la roca del guardián para saludarlo y cargarse de su energía, así que pedí a mis amigos que se acercaran a tocarlo, algo raro sucedió en ese momento, pues Erika una de las chicas que nos acompañó, puso su mano en la roca y enseguida volteo hacia mí con lágrimas en los ojos, me abrazo y dijo “Esta montaña me ha hecho vivir muchas emociones”, Pancho un amigo que siempre sale con nosotros a la montaña, se quedó abrazado al Montoruno durante un largo tiempo y así mismo lo hicieron los otros, algo mágico estaba sucediendo.


Domingo, 06 de mayo 2018 • /Lo que sintió Wilma Molina en el pico Sur del Rumiñahui/


“Siento que realmente somos privilegiados... cargar de energía mi alma y nuestro espíritu es lo que hace la montaña en mi... especialmente en esta salida cuando abracé y besé al guardián del Rumiñahui... fue un sentimiento especial”.


Llegamos a un pequeño paso de escalada, eran las rocas más grandes a las que llegaríamos pues ascendí unos 3 metros y de repente un relámpago retumbo en el cielo, vi mi reloj y ya eran las 3 de la tarde, tardísimo para estar en ese punto, de inmediato consulte con Daniel que estaba de escoba y decidimos que debíamos regresar, iniciamos el descenso otra vez sin la cumbre, pero con las esponjas blancas iluminando el horizonte.


Domingo, 06 de mayo 2018 • /Lo que sintió Leo Criollo en el pico Sur del Rumiñahui/


“Yo llevaba un pequeño luto encima, el día sábado perdí a un pequeño miembro de mi familia, una cachorrita que había rescatado hace unas semanas. Pequeña pero igual de importante, era parte de mi manada. Personalmente el ascenso a la cima fue una forma de despedirme de ella, portaba conmigo una pequeña piedra, algo simbólico, algo pequeño pero igual de grande. Deposité ese objeto simbólico en la piedra más alta a la que llegué, mirando hacia el Cotopaxi. Una forma de honrar la grandeza de cada vida. La lleve hasta allí para que descanse entre la majestuosidad de la montaña. Para mí era importante dejarla en lo más alto, Mientras más alto, más libre”.


Llegamos a la canaleta, Gaby, Daniel, Victor y Evelyn habían quedado un poco más atrás pero eran visibles entre la neblina, descendí llevando al grupo por el mismo lugar por donde habíamos subido y antes de adentrarme a la canaleta pude ver a Daniel, Gaby, Victor y Evelyn pasar por la parte alta soltando unas rocas, estaba seguro que nos verían por donde bajábamos así que continúe, pase por la canaleta, justo bajo ella existe un bosque chochos de monte, al descender un poco más me detuve, pues vi que cerca al arenal algo se movía dando brincos, ere una venada de cola blanca, nunca había visto una a esa altura, mis amigos y yo estábamos sorprendidos, el animalito corría en el arenal como jugando y antes de desaparecer entre el humedal de Churupinto, se detuvo y volteo a vernos, pensé que verla en todo su esplendor y viva era nuestra cumbre y continuamos descendiendo, un poco más abajo antes de pisar por fin el arenal el grito de Wilma dio una hermosa alerta ¡CÓNDORES! Dos majestuosos y gigantescos cóndores volaban sobre nuestras cabezas, definitivamente la venada y los cóndores, eran nuestra cumbre.


Domingo, 06 de mayo 2018 • /Lo que sintió Gabriela Valenzuela en el pico Sur del Rumiñahui/


“Pablito… Mi experiencia es la de refugiarme en un lugar fuera de los problemas, de las cargas, al estar arriba y mirar todo ese espacio verde con el viento en mi cara, el silencio que me lleva a encontrarme a mí misma, el sentirme pequeña en esa inmensidad, pero sobretodo es el lugar donde vuelvo a ponerme en paz con Dios y le pido que perdone mis errores y me dé la oportunidad de ser mejor y la forma en que sé que él me escucha es tan increíble que cuando voy a la montaña sé que se manifiesta de alguna forma y está vez fue mirando esos hermosos cóndores sobrevolando sobre mí mirando su belleza, y de lo que me sigo convenciendo es que toda esa belleza fue creada por Dios para que todos mis sentidos se maravillen. Y siento que cada vez me hago fuerte en muchos sentidos: emocional, espiritual y físicamente”.


Al regresar a la camioneta de Víctor Tapia encontramos a Nancy Toala, quien también nos había acompañado, pero que al considerar que la montaña era demasiado fuerte, había decidido dirigirse al cerro El Hito y hacer una cumbre en solitario.


Domingo, 06 de mayo 2018 • /Pensamiento de Nancy acerca de su ascenso solitario al Cerro El Hito/


Hay una frase con la que identificó estos momentos de lucidez en la montaña, “subir a lo alto para conocerse en lo profundo”.


Los cerros aunque parezcan, no son solo cerros.


 
 
 

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