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CRÓNICA DEL CAMINANTE – Cerro de la Marca

  • Foto del escritor: Pablo Tréboles
    Pablo Tréboles
  • 3 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

CRÓNICA DEL CAMINANTE – Cerro de la Marca

Por: Pablo Tréboles


Muchas veces he pasado por ese lugar, muchas veces había visto a esas dos montañas que se levantan en el norte de Quito, siempre que pasaba junto a ellas las miraba fijamente para descubrir alguna forma de subirlas, no imagine que esa forma estaba frente a mis narices.


El 1 de enero del año 2017, tomé la decisión de investigar esas montañas, después de todo un montañero debe ser curioso, curioso por las plantas, animales, rocas, historias y culturas que alberga o albergó una montaña, comience preguntado sus nombres, El cerro de la marca y el cerro Sincholagua, ¿cómo pude ser tan tonto para no saber sus nombres?, sabía que eran las dos montañas que aparecen en el escudo de armas de la ciudad de Quito.


Entonces acudí a mi amigo Juan Carlos Veloz, montañista experimentado del club de andinismo del colegio Montúfar, del cual también he formado parte, Jota como le decimos de cariño, me supo recomendar un video que me ayudo bastante para ubicarme, después también le pedí más indicaciones, me recomendó subir por el balneario Pucara, y así lo hice.


Salí de mi casa ubicada en el valle de los chillos a las 6 de la mañana, después de unos dos trasbordos en los buses, llegue a la entrada del balneario a las 8 de la mañana, mi aventura comenzaba, guarde el celular, las llaves, la billetera y saque el sombrero, el bastón y la cámara de fotos, estaba listo, mi objetivo el cerro de la Marca.


Era la primera vez que visitaba esta montaña y estaba solo, encontré un camino que no estaba en buen estado, pues las personas que viven cerca, han utilizado este pequeño sector como botadero de escombros, logre atravesar ese pequeño espacio contaminado y por fin pude ver la ruta que debía seguir, me encontré un pequeño bosque de Eucaliptos que con la humedad y el sol de la mañana despedían un aroma hechizante, seguí adelante y el mugido de unas vacas me daban los buenos días.


Un arenal que parecía interminable también me daba la bienvenida, como había salido muy temprano de casa, no había desayunado, ni tampoco llevaba comida, solo tenía una pequeña tarrina con machica y menos de un litro de agua, desayune la machica, que me mantuvo motivado y lleno de energía.


Cuando termine el arenal, una extensa planicie apareció ante mis ojos, el camino que debía seguir se encontraba a mi derecha y era una pendiente increíble, continúe mi camino después de hacer algunas fotos, era una pendiente muy cansada y engañosa, en un momento había subido más de la mitad del cerro y cuando voltee a ver el paisaje, MAGIA, en la planicie que acababa de superar apenas hace unos minutos aparecían figuras geométricas, cuadrados y círculos, que no logre ver cuando estuve en ese lugar, continúe, llegue a la cumbre, el día estaba completamente despejado y podía ver las demás montañas levantándose en el horizonte.


Tristemente las personas que visitan este cerro lo han ensuciado, en la cumbre encontré botellas, plásticos, tapas de latas de atún, fundas, comida en descomposición, restos de una fogata y vasos desechables, recogí toda esa basura y la guardé en mi mochila, mi deber como montañero y ambientalista es cuidar de estos ecosistemas.


Recordé que era la primera montaña de este año y al ser el cerro de la Marca un antiguo Pucara Inca, tenía que hacerle un homenaje, con el bastón, dibuje en la tierra un chacana y poniéndome en el medio de la cruz inca, recite la oración de montaña que otro amigo Antonio Morales (Antuquito) me había enseñado, pedí por mi familia y por mis amigos, pedí a todos los Apus que me lleven por los caminos correctos y termine la oración con un fuerte HUYAYAY, que estando yo solo en esa inmensidad se escuchó retumbar en esa antigua fortificación incaica.


Me dispuse a bajar, en el descenso pude observar otra vez esas extrañas figuras en la planicie y decidí que cuando llegara a ese lugar iría a buscarlas, sin embargo, cuando regrese a la planicie no las pude encontrar, solo puedo decir al respecto que deben ser formas dedicadas solo para el Inti.


Me encontré con otros caminantes, justo en el momento en que me encontraba buscando las figuras de la planicie, debo decir con mucha pena que no pude encontrar dichas formas geométricas, pero si encontré más basura que también recogí y guardé en mi mochila para bajarla hasta un basurero. Salude con los amigos de la montaña que me había encontrado, ellos se disponían a subir al cerro Sincholagua, me despedí de ellos e inicie mi regreso a la entrada del balneario.


Descender por ese arenal fue muy divertido, cuando llegue al balneario, deposite la basura que llevaba conmigo en un tacho ubicado en la puerta.


Voltee a ver al cerro, me despedí y le di las gracias, con la promesa de volver a visitarlo.







 
 
 

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